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Por qué necesitamos más que nunca formación familiar

¡Aprovechemos todas las oportunidades para escuchar a buenos profesionales de la familia, mediadores familiares y terapeutas!

Mar Dorrio

Tengo un grupo de WhatsApp en el que hemos elaborado un ranking de las preguntas más impertinentes que nos han hecho. Además de las habituales (los grandes clásicos), que hacen hincapié en los kilos que hemos ganado, o la pregunta ingeniosa de si tenemos tele en el cuarto, hay una que a mí me duele especialmente: ¿cuántas prácticas necesitaste para aprobar el carnet de conducir?

Por supuesto, no pienso contestar, pero sí quiero aprovecharla para reflexionar sobre cuánto tiempo dedicamos a aprender, a practicar, a mejorar, a no volver a cometer los errores que ya han cometido otros en muchos campos de la vida. Y qué poco nos preparamos para las situaciones que realmente importan; ésas en las que nos jugamos todo lo que merece la pena: nuestra familia. Situaciones que tendremos que gestionar todos los días del resto de nuestra vida.

Aquí hago un inciso, por si lee este artículo mi monitor de la autoescuela: jamás, jamás, jamás, he aparcado en cuesta, y creo que fueron unas cuantas horas las que dediqué a esa maniobra cuando estaba aprendiendo a conducir.

Por eso, creo que es deber de justicia animar a descubrir, si es que no lo has hecho ya, charlas en las que reflexionan sobre la educación, sobre cómo cuidar el matrimonio, sobre cómo llegar a forjar hijos fuertes y felices…

Necesitamos aprender

Las listas de espera en psiquiatría infantil me dan la razón. Necesitamos escuchar a profesionales de la familia que nos animen, que nos descubran diferentes metas, que nos expliquen las nuevas dificultades que tienen los niños; dificultades que los padres no hemos vivido. Y que nos expliquen cuáles son los errores más habituales que cometemos las familias…

Al fin y al cabo, el ser humano es, por regla general, muy poco original. Los problemas de hoy en día también están bastante globalizados: si tienes alguna duda sobre cómo resolver un conflicto en tu familia, seguro que los especialistas ya han abordado algún caso similar. No suele haber nada nuevo bajo el sol…

Siendo muy conscientes de estas necesidades que tiene la sociedad, los días 13-15 de mayo se reunieron en Barcelona más de 500 congresistas de 50 nacionalidades en el I Workshop Internacional sobre acompañamiento familiar, organizado desde el Instituto de Estudios Superiores de la familia de la UIC Barcelona.

Foro UIC
Una de las sesiones del I Workshop sobre familia de la UIC

Un encuentro en el que hablaron sobre la familia y sobre cómo formar a personas que se dediquen o deseen dedicarse a la tarea del acompañamiento familiar. El rector, Dr. Alfonso Méndiz, destacó que este workshop no es un taller, sino una gran reunión familiar. Una reunión con un carácter muy práctico, en la que se busca comprender las dificultades con las que se encuentran las familias todos los días, y proponer así un nuevo enfoque.

Entre los ponentes estaban expertos del mundo de la medicina, de la educación, de la comunicación, y también del mundo eclesial.

La familia está sola

María Paz Pérez-Riera, asistente al congreso, nos comentaba para Aleteia: «Escuché muchísimas cosas interesantísimas. Me quedé con un montón de anotaciones que me encantaron, pero hubo una frase que me impresionó mucho: que, hoy en día, la gente se casa sola y se separa sola». Una realidad muy bien reflejada en una sola frase.

Había ponentes de mucha altura, como Mariolina Ceriotti, de Milán, gente delInstituto Coincidir, o @lonuestro(los sigo desde hace tiempo en redes sociales).

Pero, el que más me gustó, fue Rafael Lafuente. Al escucharlo, sólo podía pensar: ¡cómo me gustaría que lo escucharan mis hijos! Habla de sexo con lenguaje de Mercadona.

Yo he intentado formarme para poder hablar de estos temas con mis hijos, pero me doy cuenta de que estos profesionales saben captar el interés de un adolescente desde el minuto cero.

Si dediqué tres o cuatro horas de mi vida para aprender a aparcar en cuesta; algo que, por supuesto, nunca hice y nunca haré, ¿cuánto tiempo debería emplear para formarme, para saber gestionar, para actualizarme sobre todos los problemas que pueden rodear a mis personas más queridas?

Y, si no me sale, si el problema no se soluciona, habré de pedir ayuda a profesionales en la materia; de esos que han estado escuchando y tomando nota en el I Workshop Internacional de Barcelona. Why not?

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