A pesar de que todos hemos estado

0
1084
horizontal background woman in isolation at home for virus outbreak or hypochondria .

Paco Gutiérrez Garza

A pesar de que todos hemos estado “encerrados” en estos últimos 2 meses y medio, cada uno de nosotros ha reaccionado de diferentes formas. Probablemente reacciones subconscientes que ni siquiera hemos sido capaces de asimilar y que probablemente emerjan cuando todo esto termine. Durante este periodo de tiempo ha habido afectaciones de todo tipo: económicas, físicas y emocionales. Ha coartado sueños, objetivos y metas. Ha desestabilizado relaciones y familias. Ha generado incertidumbre que nos tomó desprevenidos, pasando por las diferentes etapas del duelo de haber perdido nuestra estabilidad o zona de confort. Mientras no haya una medicina efectiva y una vacuna preventiva estaremos pisando un diferente terreno y nuestra estabilidad emocional estará en constante alerta. Pero también nos ha “obligado” a vivir nuevas situaciones. No sé en qué etapa te puedas encontrar hoy. Porque una cosa será el cautiverio y otra cosa será el regresar, probablemente, a lo que solías hacer hace no más de tres meses. Por supuesto en un modo distinto. Por supuesto con la incertidumbre de si la decisión es correcta. Probablemente tengas que “salir” a buscar una nueva realidad, quizás un nuevo modo de sustento. 

Lo que no debimos dejar pasar fue el largo tiempo de introspección que nos regaló la pandemia, las incontables horas que te permitieron reconocer a los tuyos. Las cuantiosas lecciones que aprendimos o ayudamos a aprender a los que con nosotros han estado encerrados en la misma “jaula”. Recuerdo que a las 4 o 5 semanas escuché una frase más o menos como la siguiente: “mientras estamos encerrados seguimos viviendo. Aunque parezca que estamos en pausa, la vida sigue y tienes que encontrarle el sentido, el beneficio”, y esta frase cambió mi percepción de lo que estaba sintiendo, de lo que estaba esperando y también posponiendo. Recuerdo que a finales de febrero me negaba a cancelar mis vacaciones contratadas para semana santa. Pensaba que para el 5 de abril probablemente se hubiese calmado. Cuando las cambié en la tercera semana de marzo las pasé para la última de julio. Hoy no pretendo que las utilicemos, aunque no haya reembolso. Pero lo mas importante es el sentimiento que ha evolucionado respecto a los cambios y a las pérdidas. Respecto a la revaloración y sentido de nuestras vidas. No voy a juzgar la forma en que cada uno de nosotros ha afrontado esta situación. Hay quienes no han tenido la decisión en sus manos y han tenido que salir a buscar el sustento; hay los que negaron y siguen negando que realmente el virus existe; hay quienes creyeron en teorías de conspiración o inclusive quienes se sintieron y se siente inmunes. 

Gracias a Dios mi trabajo me permitió encerrarme a laborar en mi casa. Y tengo la fortuna de trabajar para una empresa que sufrió importantes pérdidas, pero tiene la solidez financiera para cruzar la crisis. A pesar del estrés de cada día por mantener el negocio andando, y la incertidumbre de si la empresa realmente podría resistir, situaciones que me causaron importantes insomnios, pude tener la “tranquilidad” de ponerle perspectiva a la situación y generar una autoevaluación y revaloración de las cosas. Por eso me permito compartirles que me deja esta experiencia única y esperemos irrepetible. 

  • La dedicación que Gaby y yo le hemos puesto a nuestro tiempo en los 18 años que llevamos juntos fue evidente durante el confinamiento (espero que ella piense lo mismo). Estos meses en verdad juntos me dejaron claro que nuestro compromiso se mantiene vigente. Y que la clave de una buena relación sigue siendo la confianza, la complicidad y la dedicación. 
  • Lo que mas me preocupaba y preocupa son mis hijos. Aunque la han llevado relativamente bien, me da mucha pena que tengan que estar encerrados. A su edad, después de comer no pisaba mi casa hasta el anochecer. Pero, por otro lado, me ha permitido conocerlos aun más. Nos hemos comunicado de maneras distintas y he tenido el tiempo de tratar de hacerles un inception, buscando compartirles, desde mi perspectiva, lo importante que es su formación escolar, pero también personal. Y que este tiempo tenia un beneficio adicional que es ubicar las cosas importantes en nuestras vidas;
  • Personalmente ubiqué mis prioridades. Y realmente son básicas: cine, gimnasio y restaurantes fueron las tres situaciones que más extraño.  Y un viaje a la playa, para estar sentado en la arena, enfrente del mar, sería el complemento perfecto para asimilar el aprendizaje de esta etapa de nuestras vidas: no nos tomemos tan en serio. Ni nuestra posición, ni nuestras posesiones, ni nuestros galardones, ni nuestros títulos nobiliarios, nos hacen ser quienes somos, ni ante nosotros, ni ante los demás. Hoy más que nunca el reloj que portes, el auto que manejes, el tamaño de tu cartera es irrelevante ante un tapabocas y una máscara de acrílico. 
  • Algunos objetivos personales se han reafirmado, algunos han cambiado y otros los he desechado. No se han vuelto más simples o menos o más complejos. Simplemente se me acomodaron de diferente forma en la cabeza y en el corazón. 
  • Y como dijo Thomas Merton, poeta y teólogo americano, “las personas no son islas”. Mi personalidad la puedo definir, aunque suene contradictoria, como solitaria-extrovertida. Disfruto mi ensimismamiento, pero también ser el mejor de los anfitriones para recibir y atender a familia y a amigos. Igual disfruto encerrarme a leer un libro, como bailar como si nadie me viera en una fiesta. Pero esta pandemia me dejo más que claro cómo estamos conectados. Cómo nos podemos apoyar unos a otros. Cómo dependemos unos de los otro, pero, también, cómo nos podemos infectar unos a otros, literal y de manera figurada… del virus, de envidia, de miedo, de pánico, de incertidumbre, pero también de optimismo, positivismo, apoyo, tolerancia, paciencia, generosidad, entendimiento y amor…

A propósito, quienes nos van a extrañar más cuando regresemos a nuestra rutina exterior, si así lo decidimos, serán nuestros hijos caninos…

Paco Gutiérrez.