La Soledad: una nueva epidemia mundial

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Me llamó mucho la atención, al mismo tiempo que me dio tristeza, el saber que a principios del año pasado la Primera Ministra de Gran Bretaña creó una Secretaria de Estado para luchar contra la soledad.

Se ha catalogado como una epidemia social, que en el caso de Inglaterra afecta a nueve millones de personas, que representa al 14% de la población. Es una triste realidad de la vida moderna y se ha convertido en un desafío para los gobiernos.

Consiste en atender a la soledad que padecen hombres y mujeres mayores, aquellos que han perdido a seres queridos, a los cuidadores, en resumen, a aquellas personas que no tienen a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos y experiencias. 

El problema crecerá a medida que la expectativa de vida crece, hay cada vez más adultos mayores que viven solos.

La soledad está muchas veces asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad, las cuales además de afectar a la persona, le cuestan dinero al país.

Estudios han demostrado que la soledad produce estrés y que puede ser tan dañina para la salud como fumar o beber en exceso. Somos seres sociables, y el no comunicarnos con los demás, tiene efectos peligrosos en nuestra salud.  

Para que te des una idea de la situación. Hasta 200,000 personas mayores en Reino Unido no han tenido una conversación con un amigo o familiar en más de un mes. ¡Te imaginas esto!  En España, en uno de cada cuatro hogares, vive una persona sola.  

Pero la soledad no sólo se está presentando en personas mayores. La adicción entre los jóvenes a la tecnología está causando no solo aislamiento social, sino trastornos de atención, depresión, ansiedad e ideas suicidas según la nueva campaña en los Estados Unidos La verdad sobre la tecnología. Las redes sociales no pueden sustituir el contacto humano.

En las últimas décadas, la soledad ha pasado de desgracia personal a como ya mencionamos una epidemia social. Cada vez más personas viven solas, trabajamos en casa, estamos inmersos en la tecnología, pasamos tiempo solos y convivimos poco con los demás.

Se puede vivir solo, ser feliz y pleno sin tener sensación alguna de soledad, se puede vivir acompañado y tener ese profundo y doloroso sentimiento. 

Ahora bien, cabe aclarar que vivir solo y estar solo no es lo mismo. Se puede vivir solo, ser feliz y pleno y no tener sensación alguna de soledad, y se puede vivir acompañado y tener ese profundo y doloroso sentimiento. O pueden darse las dos situaciones juntas: vivir en soledad y tener sentimiento de soledad.

Después de estudios e investigaciones en los Estados Unidos, Europa, Asia y Australia, se ha llegado a afirmar que la soledad, entendida como aislamiento social, puede representar una mayor amenaza para el sistema sanitario que la obesidad, y que además la conexión social puede reducir en un 50% la muerte prematura de quienes están o se sienten solos. Sobre todo si esta soledad es algo crónico en la vida de la persona. 

¿Qué hacer ante esta epidemia moderna?

Por supuesto que los gobiernos deben fomentar lugares de convivencia, parques y actividades para que los ciudadanos convivan, pero nosotros podemos hacer mucho también.

Reflexiona si algún familiar o persona cercana está sola. Acércate a ella, convive y no permitas que se aísle.  En nuestro país la familia sigue siendo un valor muy importante, no lo perdamos.

¿Y por qué no? Hacer que la gente solitaria haga trabajo voluntario. El ayudar a los demás crea un propósito de vida. ¿Por qué no convertir el altruismo en una herramienta para ayudar a combatir
la soledad?

Te parece bien, empecemos hoy y no permitamos que nadie a nuestro alrededor viva en soledad.