Volver al futuro

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El futuro vuelve a estar de moda. Tanto en la literatura como en las series o el cine, los temas sobre el futuro, muchas veces apocalíptico, vuelven a contarse entre los favoritos. Junto a la legión de fans de la ciencia-ficción, de la mano de caballeros jedis y los súper-héroes, llega un creciente conglomerado de nuevos aficionados a las fantasías futuristas.

Aunque para algunos la ciencia-ficción es un género reservado para los jóvenes, hay un gran número de obras maestras que, a lo largo de la literatura, han abierto senderos narrativos, estimulado la imaginación de millones de lectores e, incluso, impulsado avances científicos. A décadas de distancia, muchas de aquellas situaciones, inventos y artefactos imaginados han sido rebasados por la ciencia y, en general, por la realidad.

Sabemos que la mejor ciencia-ficción es la que, a la par de la fantasía y la imaginación de mundos por venir, logra reflexionar sobre los grandes temas y desafíos del hombre y la sociedad. 1984, de George Orwell o Un mundo feliz, de Aldous Huxley, lo ejemplifican claramente.

La ciencia-ficción es un género que, con gran habilidad, logra conjugar la profundidad de los conceptos con la ligereza de las tramas fantásticas, como lo hace Julio Verne, en muchas obras como De la Tierra a la Luna, 20 mil leguas de viaje submarino o La isla de hélice.

Phillip K. Dick es uno de los referentes obligados, con obras como El hombre en el castillo o Fluyan mis lágrimas, dijo el policía. Extraordinario cultivador del relato corto es el creador de las historias en las que se basan las dos cintas de Blade Runner.

Y algunos otros clásicos del género son: La máquina del tiempo, de H. G. Wells; Yo, robot, de Isaac Asimov; Crónicas marcianas, de Ray Bradbury; 2001, una odisea espacial, de Arthur C. Clarke; Solaris, de Stanislaw Lem; Dune, de Frank Hebert; La guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams; o la inquietante La carretera, de Cormac McCarthy.

Las series y las películas pueden ser un buen vehículo para llegar a su fuente original: este género divertido y profundo, que más allá de súper-héroes, naves espaciales y robots, juega con ideas, reflexión e imaginación.