Cómo reaccionar cuando la riegas

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¡Chin, la regaste! Chocaste el coche que tomaste sin el permiso de tus papás, mandaste un correo a la persona equivocada, perdiste el regalo que te dio tu pareja en su aniversario, olvidaste el cumpleaños de tu suegra. En fin, ejemplos hay muchos, no importa la magnitud o gravedad de tu error. Los pasos que te dejamos a continuación serán tu “kit de primeros auxilios” para salir bien librado de esas situaciones en las que pensabas que no había remedio. Por lo tanto, si ya metiste la pata, te dejamos cuatro puntos irrevocables para ser bien percibido y empatar la batalla.

Desinfecta: Recurre a tu honestidad y ética. Muchas veces las personas esperan a que reviente la bomba para sincerarse; lo mejor es adelantarse y comunicar el error con las personas adecuadas. Es normal equivocarnos y eso nos humaniza, por eso lo correcto es revelar el descuido, aceptar que lo que pasó y responsabilizarnos de los daños causados.

Seca la herida: Exagera la perspectiva y los daños. Este paso puede sonar un poco truculento, pero al momento de compartir el problema, lleva la situación a un escenario más grande, este es el diferenciador para la reacción de las personas.
Ejemplo: Tu pareja te regalo unos aretes o un reloj en tu cumpleaños y los perdiste, hazle creer que le fuiste infiel o cometiste una falta mayor. “Oye mi amor, me gustaría platicar contigo, me he sentido incómodo/a estos últimos días, me pasó algo que puede que nuestra relación se afecte, vamos a tomarnos un café.”  De esta manera minimizas las situaciones y al momento de explicarle que perdiste su regalo su reacción será mucho más sutil e incluso cómica.

Aplica solución antiséptica: Acepta los hechos y crea un vínculo emocional. Involucra, dramatiza y describe sentimientos para crear una conexión emocional con la persona, de esta manera su reacción tendrá una mayor cantidad de empatía.
Ejemplo: “Y no sabes lo mal que me siento, no paré de llorar cuando me di cuenta que lo había perdido.”

Cubre la herida, da una solución al problema y no pongas pretextos. Normalmente cuando hacemos algo malo recurrimos a los pretextos y a trasladar la responsabilidad a terceros. Aquellos que no dan resultados dan explicaciones, por lo tanto hay que asimilar nuestra culpa y pedir perdón.
Ejemplo:  “Fue mi error, lo acepto, voy a prestar más atención y tener aún más cuidado con las cosas.”

Recuerda que todos nos equivocamos, pero pocos somos capaces de reconocerlo y salir bien librados. Al principio, meter la pata restará un punto a tu imagen pública, pero convertirla en una oportunidad sumará el punto perdido y estarás mejor parado con la contraparte.

Imagen Pública
Nuevo Polanco, Ferrocarril de Cuernavaca 683.
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