¿Existirá algún reino de la felicidad en nuestro mundo terrenal?

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En un país lejano de nosotros, se encuentra un país del sur de Asia ubicado en la cordillera del Himalaya y sin salida al mar. Limita al norte con la República popular de China y al sur con la India. Este reino que te sorprenderá, es el llamado reino de Bután.

Es un pequeño país budista con apenas 800,000 habitantes, único del mundo que tiene un indicador denominado “felicidad interior bruta” que mide la calidad de vida de la población, y conjugan esta medida con otras más estrictamente ecónomicas. Por ello sus políticas sociales y económicas valoran no solo el rendimiento económico, sino tambien el uso del tiempo, la diversidad del entorno, el bienestar emocional de las personas, si los trabajadores pueden pasar tiempo con sus familias, si logran desarrollar sus aficiones,etc. Así, en Bután hay bosques que no se talan aún cuando existan beneficios económicos,  porque no cumplen los criterios del producto interior bruto de felicidad.

En el reino de Bután existe un Ministerio de la felicidad, el cual es encargado de velar por los criterios de su constitución. Cabe mencionar que en el artículo 9, se establece que el principal objetivo del gobierno es buscar que cada uno de sus ciudadanos sea feliz.

Su pequeña extensión le permite que sus ciudadanos más que vivir en un país, sientan que viven en una sola casa. No hay hambre ni pobreza extrema. Los pobladores han aprendido a valorar su cultura y la protegen, sin dejar de ser hospitalarios con el mundo exterior. Ellos se proveen de vestimenta y alimento. Está prohibida la caza de animales, por lo que es un país mayoritariamente vegetariano.

Sin duda alguna este país se centra principalmente en obtener un desarrollo económico, creando los medios necesarios a fin de promover y mantener la prosperidad de sus habitantes. El reino de Bután es el ejemplo más grande que un país puede ser feliz a partir del desarrollo sostenible.

¿Qué pasaría si los países implementaran el indicador de felicidad interior bruta?, ¿Tendríamos mejores países?, ¿Tendríamos ciudadanos con un sentido de vida mucho más sólido?, ¿Habría más productividad laboral?.

Considero que el centro de un país debe ser siempre la persona, y si los países en general velaran por ese núcleo interno, que enciende cualquier motor, el cual es la felicidad, en este mundo habría menos personas con odio, rencor y envidia en sus corazones, en cambio,  lo que irradiarían sería una energía completamente positiva.

“El hombre ha nacido para la felicidad y para la libertad y en todas partes es esclavo e infeliz. La sociedad tiene como fin la conservación de sus derechos y la perfección de su ser; y por todas partes la sociedad lo degrada y lo oprime. Ha llegado la hora de recordarles sus verdaderos destinos”- Una servidora lo está intentando Robespierre.

ESTRELLA PRIETO PERDIZ