Celestún

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2028

Considerado la cuna del ecoturismo en México, es un destino ideal para alejarse de las playas multitudinarias y disfrutar la naturaleza. Su nombre maya significa “piedra pintada” y existen muchas razones que hacen de este tranquilo pueblo de pescadores y sus alrededores un destino único en las costas de Yucatán.

 

La laguna de Celestún destaca por sus recursos biológicos y escénicos. Es un área protegida desde hace más de 30 años, donde es posible ver a las aves surcando libremente el cielo. Ahí habita una de las mayores colonias de flamencos rosados del mundo (¡cerca de 18 mil!), siendo uno de los atractivos mayores del lugar.

Esta reserva faunística, cuya importancia ecológica ha sido reconocida en varias declaratorias, posee una gran riqueza de especies endémicas de plantas y, en lo que hace a la fauna, es hogar de un sinnúmero de peces y especies marinas; en sus manglares habitan dos especies de cocodrilo y 234 especies de mamíferos conviven en la ría (ocelote, jaguar, tigrillo y el mono araña… todos en peligro de extinción). Puedes hacer recorridos tanto de día como de noche, y es una experiencia completamente diferente, ya que hay animales que solo pueden ser vistos cuando salen a cazar una vez que el sol se oculta.

 

Los estrechos canales que llevan a los manglares y algunas de las zonas más remotas de la reserva pueden ser recorridas en kayak o bote de remos. No dejes de conocer el manantial Baldiosera, donde se puede nadar y bucear; el manantial Cambay, que es un ojo de agua dulce; y Tambor, donde el principal atractivo son los flamencos, que deben su pigmentación a la concentración de caroteno en el agua.

  

Cómo llegar a Celestún, situado 91 Km al oeste de Mérida:

Desde Mérida, el trayecto a Celestún en automóvil te lleva una hora y media, y puedes conocer los pueblitos en el camino.

Si prefieres tomar un autobús, el servicio es puntual y eficiente. Salen de Mérida cada hora a partir de las seis de la mañana y hasta las ocho de la noche.

También hay agencias de viaje en Mérida que organizan tours con guía.

Las fotografías de este reportaje fueron tomadas desde una terraza del Hotel XIXIM. Se trata de un recinto de paz para liberar el estrés y descubrir los elementos esenciales que le dan sentido a la vida. Su diseño ecológico, inspirado en una aldea maya, tiene como objetivo el preservar 530 hectáreas de naturaleza.

Fotografía: Lourdes Christlieb
Texto: Elena Goicochea