Comicios. Italia, Rusia, Hungría, Brasil, Estados Unidos, Venezuela… El año viene cargado de elecciones que podrían consagrar una generación de líderes con tufo autoritario y mesiánico. Putin tiene asegurada la reelección y Trump, que no compite en persona, arriesga el cargo en las legislativas de noviembre.

Italia. 4 de marzo

Cuando todos lo creían muerto (políticamente hablando) resucita a sus 81 años con ganas de ser, por cuarta vez, el hombre fuerte de Italia. Silvio Berlusconi, más conocido por sus juergas “bunga bunga” con chicas (al menos una adolescente), y condenado por la justicia italiana por corrupción, logró este domingo reunificar a la derecha italiana —su patriotera Forza Italia, la racista y xenófoba Lega Nord, y los ultraconservadores de Fratelli D´Italia—, con la ambición de salir elegido candidato y luego primer ministro. Sin embargo, debe esperar la respuesta del tribunal europeo de Derechos Humanos, donde presentó un recurso para que quede sin efecto la inhabilitación que tiene hasta 2019 para ocupar cargos públicos. El objetivo es derrotar al Movimiento 5 Estrellas (M5S), otra formación populista de tan difícil calificación como su fundador, el cómico Beppe Grillo, cuyo grito de guerra contra los políticos “Vaffan culo” (“Vete a la chingada”) seduce a millones de italianos indignados.

Italia, pues, parece condenada a elegir entre “lo malo conocido”, con el regreso al poder de Berlusconi o “lo bueno por conocer”, si gana (como anuncian las encuestas) el candidato del M5S, Luigi di Magio, quien, por lo pronto, amenaza con un referéndum sobre la permanencia de Italia en el euro.

Rusia. 14 de marzo

El “zar” Vladímir Putin, padre del nacionalismo nostálgico que busca rescatar la gloria del desaparecido imperio ruso, se dará otro paseo triunfal en las urnas y lo tendremos otro sexenio más (hasta 2024) al frente de la nación más grande del mundo. El único rival que podría hacerle sombra, Alexei Navalny, fue oportunamente rechazado por el Comité Electoral, tras señalar que sobre él pesa una condena de cárcel, maniobra que el líder opositor denuncia que fue orquestada desde el Kremlin. No hacía falta, en todo caso, “eliminar” a su rival de forma tan burda. Las encuestas anuncian que no ha decaído un ápice el enamoramiento de los rusos con el presidente que les anexionó Crimea, que armó a los prorrusos de Ucrania y que se burló de los estadunidenses interfiriendo en las pasadas elecciones.

Hungría. 6 de abril

El líder más descaradamente xenófobo y antimusulmán de Europa, Víktor Orban, se perfila como el gran vencedor de las elecciones. El político conservador representa lo peor y lo más peligroso del resurgimiento de la extrema derecha en el corazón del viejo continente. Al punto de que ha sido llamado al orden varias veces por sus colegas de la Unión Europea y muchos piden incluso la expulsión del país del club comunitario, si la mayoría de los húngaros revalida su apuesta por un gobierno contrario al espíritu integrador de la UE y a su política de refugiados de países con graves crisis humanitarias por guerras o hambrunas.

Ayer, sin ir más lejos, dijo lo siguiente: “No consideramos que estas personas sean refugiados, sino invasores musulmanes. Hungría tiene derecho a negarse a recibir musulmanes, ya que un alto número de musulmanes lleva a la formación de una sociedad paralela, que pondría en peligro el carácter cristiano de Hungría y de la UE”. Y remató: “El multiculturalismo es solo una ilusión. No queremos algo así”.

Brasil. 7 de octubre

Las elecciones en la primera economía latinoamericana prometen ser de infarto. Con la popularidad del presidente Michel Temer por los suelos, perseguido por la sombra de la corrupción y la traición a su antigua “jefa”, Dilma Rousseff, a la que  echó del poder cuando era vicepresidente, la pugna electoral podría estar entre el dos veces presidente izquierdista Lula da Silva, claro favorito en las encuestas, pese a que tendrá que esperar que la justicia se lo permita y no lo meta en la cárcel si es condenado por corrupción, y el exmilitar Jair Bolsonaro, líder de la derecha más radical de Brasil.

Los analistas alertan que, si gana Lula, su deseo de venganza contra los enemigos de Brasilia que ahora gobiernan, lo llevaría probablemente a adoptar medidas radicales para revertir las reformas poco populares emprendidas por el derechista Temer para enderezar la economía del gigante sudamericano. Por el contrario, si gana Bolsonaro, impondría un populismo de extrema derecha, como lo anuncian sus siguientes citas: “El error de la dictadura fue torturar y no matar”, “los policías que no matan no son policías” o “el mejor delincuente es el delincuente muerto”. Su ídolo, ya se lo imaginarán: Donald Trump.

Estados Unidos. 6 de noviembre

Las elecciones de medio término en Estados Unidos están llamadas para renovar los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 33 de los 100 asientos en el Senado. Aunque no está en juego la Casa Blanca, ambas cámaras están controladas por los republicanos, por lo que, si la pierden a favor de los demócratas, se entenderá como un claro voto de castigo contra el presidente Donald y su agresiva política proteccionista, antiinmigrante y claramente antimexicana.

De lo contrario, gana tiempo no sólo para sacar adelante sus promesas más agresivas, como el muro en la frontera o la deportación de varios millones de indocumentados, sino que será casi imposible echarlo del poder mediante un proceso de destitución en el Congreso (impeachment).

Peor aún, si se traduce una victoria republicana en un voto de confianza al presidente más polémico de la historia de EU y con varios escándalos en su haber, como las acusaciones en su contra de varias mujeres o su presunta conspiración con los rusos para perjudicar a Hillary Clinton en las elecciones, Trump tendría serias opciones de volver a ganar las elecciones presidenciales de 2020.

Venezuela. (Previstas en principio para diciembre)

Las elecciones están previstas en principio para diciembre, pero el presidente Nicolás Maduro, convertido de facto en jefe de una dictadura bananera, con el poder judicial, electoral y legislativo a sus pies, podría simplemente no convocarlas, si las encuestas lo dan como claro perdedor, o si no controla la maquinaria para cometer un nuevo fraude electoral.

En cualquier caso, Maduro en algo es honesto: ha prometido que la “revolución chavista” seguirá en el poder, a como dé lugar.

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