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El comunismo: casos de la vida real

Por Elena Goicoechea

No me deja de asombrar y de aterrar que a estas alturas de la historia exista todavía gente con un mínimo de preparación que siga pensando que el comunismo es viable.

Ha probado ser un fiasco en cada oportunidad, desde el primero hasta el último experimento implementado para llevar a la vida real la utopía comunista de Carlos Marx, en todas sus variantes y adaptaciones.

Parece que no aprendemos en cabeza ajena, a pesar de que podemos observar lo que han padecido con esta plaga ideológica en prácticamente todos los continentes: desde Europa y América, hasta Asia y África; desde su versión más fría en las heladas estepas siberianas hasta su versión más tropicalizada en las repúblicas bananeras…

En todos lados, sin excepción, el régimen comunista tuvo y sigue teniendo que ser perpetuado por la fuerza, anulando los derechos humanos más elementales, como la libertad de expresión y de pensamiento, y hasta la libertad de tránsito, para evitar la huida masiva de ‘la masa’. Y es que de otra manera no habrían logrado durar en el poder esos regímenes disctatoriales.

Antes que los gobiernos marxistas leninistas, castristas, chavistas, etc., sus propios pueblos han aprendido, no de buena manera, que el comunismo es antagónico con la naturaleza del ser humano. Quizá peco de ingenua al afirmar esto, ya que seguramente estos líderes de pacotilla lo han tenido más que sabido, y su diatriba escarlata es solo un instrumento para manipular a quienes se creen que no tienen nada que perder.

Ya lo dijo Abraham Lincoln hace 150 años:

1.- Usted no puede crear prosperidad desalentando la iniciativa propia.
2.- Usted no puede fortalecer al débil debilitando al fuerte.
3.- Usted no puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes.
4.- Usted no puede ayudar al pobre destruyendo al rico.
5.- Usted no puede elevar al asalariado presionando a quien paga el salario.
6.- Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.
7.- Usted no puede promover la fraternidad de la Humanidad admitiendo e incitando el odio de clases.
8.- Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
9.- Usted no puede formar el carácter y el valor del Hombre quitándole su lobertad e iniciativa.
10.- Usted no puede ayudar a las personas realizando por ellas permanentemente lo que ellas pueden y deben hacer por sí mismas.

A esto se podría agregar otra lección de Lincoln: un político puede engañar a algunos todo el tiempo y puede engañar a todos por algún tiempo, pero lo que no podrá lograr es engañar a todos todo el tiempo.

«El socialismo es una filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y el evangelio de la envidia. Su virtud inherente es la distribución equitativa de la miseria.»
– Winston Churchill

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