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La fenomenología del habitar, entendámosla

Por Paola García Guzmán, estudiante de Filosofía en Universidad UP.

En su texto Construir, habitar, pensar Heidegger dice que al habitar se llega por medio del construir, el cual tiene como meta el habitar. “El modo como tú eres, yo soy, la manera según la cual los hombres somos en la tierra es el habitar.”. El habitar si lo tomamos desde la propuesta de Heidegger, encuentra un nivel de significado muy importante en la existencia, puesto que desde su visión tiene que ver con cómo son los hombres en su existencia en el mundo.

Además, se relaciona directamente con el construir que tiene que ver con el cuidar (collere, cultura) y el edificar (aedificare). “El construir como habitar se despliega en el construir que cuida, es decir, que cuida el crecimiento… y en el construir que levanta edificios.”

Para Heidegger uno de los rasgos fundamentales es el habitar o mirar por:

“el verdadero cuidar es algo positivo, y acontece cuando de antemano dejamos a algo en su esencia, cuando propiamente re-albergamos algo en su esencia, cuando, en correspondencia con la palabra, lo rodeamos de una protección, lo ponemos a buen recaudo.”

Podemos empezar a ampliar nuestro entendimiento del habitar para Heidegger, si bien se relaciona con el construir, también lo hace con la esencia de las cosas. Habitar, para Heidegger, tiene que ver con el salvar y permitir la entrada a la propia esencia.

El lugar y el espacio también cobran importancia al pensar el habitar, puesto que lo construido necesariamente se encuentra en un lugar, y se establecerá una relación entre el hombre y el lugar, así como hombre-construcción:

“Los espacios que nosotros estamos atravesando todos los días están aviados por los lugares; la esencia de éstos tiene fundamento en cosas del tipo de las construcciones. Si prestamos atención a estas referencias entre lugares y espacios, entre espacios y espacio, obtendremos un punto de apoyo para considerar la relación entre hombre y espacio.»

Heidegger nos dice que es incorrecto pensar al hombre por un lado y el espacio por otro, ya que el hombre se encuentra en el espacio y en él interactúa. Dirá también que los espacios se abren en cuanto que los hombres son capaces de habitarlos. No debemos olvidar que el tiempo también tiene un fuerte peso en la visión de Heidegger sobre el hombre.

Dirá Heidegger que resulta necesaria la pregunta por el habitar, puesto que son las auténticas construcciones las que permiten habitar, así como llevarnos a la esencia del habitar. En la medida en que se conozca qué es habitar es que el construir estará cumpliendo su cometido. Es por esto que Heidegger dirá que no se puede excluir el pensar del habitar y el construir. También dirá que existe una penuria de viviendas, no en cuanto a que hagan falta construir más viviendas, sino construirlas y que permitan el habitar. “La auténtica penuria del habitar descansa en el hecho de que los mortales primero tienen que volver a buscar la esencia del habitar, de que tienen que aprender primero a habitar.” Dirá que habrá que buscar la esencia del habitar, así como aprender a habitar. Solo así se podrá construir desde el habitar, habiendo pensado qué es habitar. Hay que mencionar que es en 1951 que Heidegger redacta estas ideas, tendremos que ver hasta qué punto ha empeorado o mejorado la situación.

Heidegger también plantea un nivel poético del habitar, y lo explica en su texto Poéticamente habita el hombre. Si bien lo plantea en relación con un poema de Hölderlin, logra conjugar el pensar con el poetizar, así como hablar del nivel poético que también se encuentra en el habitar. “El poetizar es lo que antes que nada deja al habitar ser un habitar. Poetizar es propiamente dejar habitar. Ahora bien, ¿por qué medio llegamos a tener un habitáculo? Por medio del edificar. Poetizar, como dejar habitar, es un construir.” pensar como el poetizar nos permiten conocer la esencia del habitar.

Tanto el poetizar y habitar, tienen en común el construir, mientras que en el primer caso se trata de un construir inaugural, en el segundo se puede hace referencia al construir físico. Tanto poetizar como construir son para Heidegger toma de medida:

«La proposición: el hombre habita en tanto que construye, ha recibido ahora su sentido propio. El hombre no habita sólo en cuanto que instala su residencia en la tierra bajo el cielo, en cuanto que, como agricultor, cuida de lo que crece y al mismo tiempo levanta edificios. El hombre sólo es capaz de este construir si construye ya en el sentido de la toma-de-medida que poetiza. Propiamente el construir acontece en cuanto que hay poetas, aquellos que toman la medida de la arquitectónica, del armazón del habitar.»

El habitar poético se relaciona con el poeta, en cuanto que logra medirse con la divinidad y poetizar desde la esencia misma de lo poético. Cuando todo esto se da es que el hombre logra habitar de manera poética la tierra. En contraposición con este modo de habitar, dirá Heidegger que el habitar cotidiano será impoético, pero no habrá que olvidar que lo es gracias a que la esencia del habitar es poética. Abre entonces la oportunidad a una dimensión nueva de habitar, el habitar poético de la tierra.

La propuesta fenomenológica de Gaston Bachelard tratará el tema del espacio desde la creación poética. La labor de Bachelard resulta sumamente interesante después de haber hablado de cómo en la búsqueda por la respuesta a la pregunta por el habitar Heidegger termina hablando del habitar y su dimensión poética. Bachelard en su obra La poética del espacio se dispone a efectuar un estudio fenomenológico de los valores de intimidad del espacio interior, y partirá del estudio de la casa, ya que la considera un ser privilegiado. Bachelard busca revelar la función primera del habitar y lo hace a través del análisis de varios poemas. Sostiene que “en los poemas, tal vez más que en los recuerdos, llegamos al fondo poético del espacio de la casa.”. Resulta conveniente tratar a Bachelard ya que logra develar algunas de las características del habitar en su estudio fenomenológico del espacio poético que nos ayudarán a trabajar posteriormente el tema del habitar y la arquitectura desde la propuesta de Merleau-Ponty.

El punto de partida del estudio fenomenológico del espacio poético será la casa natal, ya que Bachelard dice ésta nos ayuda a enraizarnos en el mundo, llega incluso a afirmar que la casa es el primer mundo del ser humano, su gran cuna. Empecemos por decir que para Bachelard la casa natal es de entrada una casa habitada, es cuerpo tanto de vivienda como de ensueño. Es muy significativo el que Bachelard hable de una casa habitada, ya que esto hace referencia a la relación que se establece entre la casa, el habitar y quién la habita.

Al hablar de la casa natal como habitada o vivida, nos señala que logra ir más allá del espacio delimitado de manera física. Hay algunos elementos importantes que encuentra Bachelard en la casa natal es que da lugar a la ensoñación, la intimidad y el consuelo, situaciones que evidentemente trascienden el mero espacio geométrico de la casa.

Continuando con el estudio del habitar y la casa natal, Bachelard hablará de la choza. En ella encuentra uno de los espacios que nos enseñan qué es el habitar, dirá que en ella se puede encontrar la raíz del habitar. Lo que encuentra con la choza es “la condensación de intimidad del refugio”, además del cuidado una de las características del habitar estará en el dar refugio al hombre. De nuevo encontramos que la intimidad es uno de los elementos importantes en el habitar, al que podemos agregar ahora el dar refugio al hombre. Es importante pensar que intimidad y refugio son elementos que se aprenden del estudio del habitar de la choza. Para Bachelard la importancia de la choza se desprende de su simplicidad. Siendo más puntual en la imagen, hablará de la cabaña del ermitaño y dirá de ella que “es una gloria de la pobreza. De despojo en despojo, nos da acceso a lo absoluto del refugio.”. Que mejor lugar para buscar la esencia del habitar que en la choza, en su simpleza y pobreza que nos enseñan la importancia del refugio.

Uno de los elementos más importantes en el estudio del espacio poético que realiza Bachelard es la ensoñación. Sin lugar a dudas, la ensoñación que tiene un lugar importante en la propuesta de Bachelard, y marca un elemento distintivo entre la manera en que se planteará el habitar. Mientras que Heidegger habla del hombre como ser en el-mundo, como aventado en un mundo ajeno y peligroso; Bachelard al introducir la noción de ensoñación dentro de lo que caracteriza al habitar, nos habla de cierta esperanza en el mundo. Para Bachelard “la ensoñación nos ayuda a habitar el mundo, a habitar la felicidad del mundo”. Ambos autores plantean que el habitar implica el cuidado, pero a diferencia de Heidegger, Bachelard logra encontrar rastros de esperanza en el habitar del hombre, incluso de felicidad.

Dentro de las características del habitar que descubre Bachelard a lo largo de La poética del espacio, la ensoñación es la más importante, dirá que es el beneficio más precioso de la casa:

«(…) la casa alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz. No son únicamente los pensamientos y las experiencias los que sancionan los valores humanos. Al ensueño le pertenecen valores que marcan al hombre en su profundidad.»

A la manera en que trabaja la ensoñación Bachelard resulta un más sencillo entender por qué la importancia de la pregunta por el habitar para Heidegger. Habitar y construir implican el tener en mente que el hombre necesita de un refugio, no solo del mundo, sino también uno que dé lugar a la ensoñación. Es a partir de esto que establece su objeto de estudio, que será el mostrar la importancia de la casa y su poder integrador de pensamientos, recuerdos y sueños del hombre. “En esta integración, el principio unificador es el ensueño.”


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