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Cómo decir NO

Por Alvaro Gordoa

Dos sencillas letras que nos pueden salvar, pero también dos simples letras que nos cuesta mucho decir.

La principal razón por la que nos cuesta tanto decir que NO es que realmente no sabemos cómo hacerlo y tememos herir susceptibilidades y ser rechazados. Además, los mexicanos somos expertos en el chantaje al momento de pedir las cosas, por lo que decir que no se convierte también en un reto a nuestra inteligencia emocional.

¿Pero qué dijiste Álvaro? ¿Qué los mexicanos somos expertos en chantajear al momento de pedir las cosas?… ¡Sí! Y te darás cuenta pronto de por qué, solo te pido un enorme favor: sigue leyendo. Pues si no lo haces, seguramente te perderás de un conocimiento que puede ayudarte mucho. Además, tú que sí eres inteligente, ya no caerás en las trampas de manipulación verbal que comúnmente usamos. Y finalmente, escribir este artículo me llevó mucho trabajo y lo hice solo para ti, por lo que, si no lo lees, mi esfuerzo no tuvo ningún sentido… Entonces, ¿porfis, sigues leyendo?

¿Te diste cuenta? Al pedir las cosas solemos utilizar algunas técnicas de manera inconsciente (y hoy podrás usarlas de manera consciente, por lo que podría rebautizar este artículo a Cómo orillar a que los otros nos digan que sí a todo); por lo tanto, la primera forma para poder decir que NO es detectando estas trampas y vacunarnos contra ellas:

  • Exageración. “Te pido un enorme favor”, “necesito que me hagas un súper paro”, “me quiero morir, porfa ayúdame” o “estoy metido en una mega bronca, ojalá me puedas alivianar”; son algunas de las frases que solemos usar antes de pedir algo cuando en realidad no son cosas tan grandes e importantes. Esto hace que la otra persona se sienta presionada y esté más dispuesta a aceptar lo que se le pide. Para no caer en esta trampa siempre pregúntate: “¿qué me pasaría a mí o al otro si me niego?”, si la respuesta es: “nada grave”; entonces atrévete a decir NO.
  • Culpa. Este sentimiento es una de las razones más poderosos por las que la gente dice “sí” cuando realmente quería decir que NO. “Es que si no lo presento para mañana me van a correr/reprobar”, es una causa para aceptar hacerle el trabajo a alguien, aunque no sea nuestra responsabilidad; o, “Me muero de ganas de ir a Acapulco, es una oportunidad única, pero no tengo con quién dejar a los perros”, es un gran preámbulo para después pedirte un favor que puede deshacerte tu fin de semana. En estos casos debes preguntarte: ¿si reprueba, lo corren o no puede ir a su viaje sería mi culpa? Si la respuesta es NO, ¡niégate!
  • Halago. “Tú que eres buenísimo en Excel…”, “Necesito de tus superpoderes…” o simplemente “Qué haría yo sin ti…”, son algunos caramelitos al ego que quien desea que aceptes intentará usar para convencerte de que aceptes su petición. Los halagos no son malos, pero debes saber cuándo son por interés y cuándo son auténticos.
  • Victimización. A esta también se le llama “me tiro para que me recojas”. Consiste en que la otra persona se menosprecie o eche algo en cara que le pesa, para después solicitar. ¿Recuerdas que este artículo me llevó mucho trabajo hacerlo y lo hice solo para ti?  Sigue leyendo…

Detectado el chantaje, será realmente mucho más fácil responder lo que sinceramente deseamos. Ahora bien, pasemos a unos sencillos tips de imagen para que nuestro NO sea bien recibido.

  • Sé directo y rotundo sin ser agresivo. Tan importante es decir que NO como la manera en que lo decimos. De lo que se trata es de decirlo de una forma clara y calmada.
  • Mantén un lenguaje corporal abierto. Nuestra boca dice que NO, pero nuestro cuerpo debe hablar de empatía, amabilidad, confianza y condescendencia. Para lograrlo, mira a los ojos de la persona a la que le dices que NO, mantén los brazos sueltos y las palmas hacia arriba, sonríe amablemente mientras respondes y acompaña tu palabra de gestos y ademanes que se interpreten como disculpa (elevar los hombros, torcer la boca, ladear la cabeza, etcétera). Cuida también que el tono de tu voz sea tranquilo y amable.
  • Discúlpate solo lo necesario. No te justifiques de más ni pongas pretextos, simplemente antepón a tu negativa frases como “me apena decirte que no”, “desafortunadamente esta ocasión no podré ayudarte” o “lo siento mucho pero no puedo”. Si hay una razón que ayude a sustentar tu negativa, aquí también debes exponerla brevemente.
  • Ofrece alternativas. Si encuentras una manera de apoyar después de tu negativa, exprésala. Puedes trasladar el momento, lugar e inclusive dar ideas para que tu “no” no se convierta en la pérdida de un objetivo. “Me apena no poder cuidar a tus perros este fin, ya tengo planes, pero escuché de una perrera buenísima que hasta te mandan fotos” o “Gracias, sí me defiendo bien el Excel, pero la verdad ahorita estoy muy ocupado y no puedo ayudarte, si puedes esperar para mañana, con gusto a las 10:00 lo vemos. Es más, un día con calma si gustas te enseño a usarlo”. Cuida solamente no dar alternativas si lo que quieres decir es un NO rotundo.

Por lo tanto, que no te dé pena. Hay una gran diferencia entre decir que NO y ser agresivos o antisociales. Poder ayudar y decir que sí es muy positivo y nos hace sentir bien, siempre y cuando ese sí sea con convicción y no afecte nuestros proyectos y planes personales. Saber decir NO hace que nos perciban como personas íntegras e independientes; además, nos ayuda a equilibrar nuestras responsabilidades y a no tomar batallas que no nos pertenecen, mientras nos ganamos el respeto de los demás y reforzamos nuestra autoestima.


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