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La esencia de San Miguel

Tomamos como sede las Residencias Rosewood para profundizar en la historia de San Miguel de Allende, un lugar mágico con pasado impregnado de tintes barrocos y futuro inspirado por el arte.

La cuna de Ignacio Allende —su apellido fue añadido al nombre de la ciudad en 1826— decayó después de la guerra y a principios del siglo XX el destino estaba abocado a ser un pueblo fantasma. El arte le salvó. Hoy es un oasis de paz para los que quieren olvidar el bullicio citadino de la capital del país.

Al caminar por el núcleo urbano se perciben detalles barrocos y neoclásicos mezclados con acentos locales, que crean una suerte de lenguaje visual que define en una décima parte la magia de San Miguel. Su destino comenzó a cambiar cuando, alabado por artistas extranjeros, se convirtió en objeto de deseo para espíritus creativos. Se abrieron el Instituto Allende y la Escuela de Bellas Artes. Y artistas como David Alfaro Siqueiros comenzaron a ser fieles a este destino. A su fama contribuye, indudablemente, un clima casi perfecto: un equilibrio entre verano y primavera con noches frescas y días cálidos.

rosewood-residences-1Sentido de Pertenencia

Villas coloniales, caminos empedrados y el carácter arquitectónico de la parroquia de uno de los pueblos más antiguos de México… Un sendero empedrado custodiado por faroles de luz tenue y balcones de cantera con hierro forjado, simulando las pintorescas calles de San Miguel de Allende, nos da acceso a la última apuesta de Rosewood en la joya de Guanajuato. Quisieron hacer honor a sus orígenes hoteleros —su historia comienza en 1979 cuando transformaron una histórica mansión en Dallas, Texas, en el aclamado The Mansion on Turtle Creek. Hoy tienen una colección de 18 propiedades en nueve países y duplicarán su portafolio en los próximos cinco años con la apertura de 11 propiedades nuevas— recreando una calle privada con 29 residencias gestionadas por el hotel. La experiencia Sense of Place se centra en abrazar las raíces, cultura e historia del destino para crear vivencias únicas y sensibles a su entorno.

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“Las Residencias Rosewood San Miguel de Allende son un refugio inigualable dentro de un destino único en México y el mundo”, comenta Alfredo Rentería, director general de Rosewood San Miguel de Allende. “Abrimos sus puertas para mostrar un nivel supremo de lujo, exclusividad y privacidad en donde los huéspedes podrán sentirse como en casa y, a la vez, disfrutar de todas las comodidades y servicios de un hotel bajo el sello Rosewood”. Se ubican dentro de una extensión de más de 7,000 metros cuadrados contiguos al hotel.

El proyecto arquitectónico estuvo a cargo de la firma KMD, siendo coherentes con el estilo colonial de la ciudad y considerando los colores y detalles identificativos de este histórico destino que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Cada residencia es diferente a las otras en distribución y diseño. Sus elementos decorativos incluyen canteras y maderas de la región, muebles finos hechos por artesanos mexicanos y obras de arte y antigüedades. Cada propiedad oscila entre los 420 a los 750 metros cuadrados dependiendo de las tres, cuatro o cinco recámaras que posean. El chef privado y servicio de mayordomo las 24 horas —fundamental para organizar una cena íntima en la terraza de la residencia y preocuparse solamente por mirar las estrellas en una noche despejada— son indispensables en agendas de ejecutivos con poco espacio para el azar. Además, tienen a su disposición todos los servicios e instalaciones del hotel. Cuando se tiene todo y se ha visto todo, ¿qué hay más allá de pernoctar entre almohadas de plumas de ganso y paredes de mármol, se preguntan muchos globetrotters acaudalados? La divina potestad de poder llamarlo ‘hogar’.

Gourmet

Víctor Palma es el alma culinaria del hotel. Originario de la Ciudad de México, cuenta a sus espaldas con una trayectoria de 18 años en cocinas internacionales. Ha aprendido de los ‘grandes’, entre ellos Joel Robuchon —Hotel MGM Grand en Las Vegas— o Peter Rudolph —Rosewood Sand Hill en Palo Alto—, pero se ha reta- do a sí mismo logrando actualizar la cocina tradicional local para entusiasmar a paladares internacionales que pernoctan en el hotel.

En el Restaurante 1826 celebra la herencia cultural del país sin dejar de arriesgar y ser creativo. En Tequila Bar 1826 los espirituosos son los protagonistas —junto a más de 120 marcas de tequila y 20 de mezcales—, así que el chef propone platos más ligeros. Luna Rooftop Tapas Bar es el place to be para disfrutar de un atardecer memorable y una seductora barra de coctelería. Pero nuestro lugar favorito, como buenos bon vivants es La Cava, un espacio exclusivo al que pocos acceden que posee una colección de más de 800 botellas de vinos nacionales e internacionales. El Dios Baco estaría celoso, muy celoso.

Spa

Sense, A Rosewood Spa es el cielo en la Tierra. Es capaz de transmitir al huésped la energía positiva del enclave que muchos perciben nada más pisar San Miguel de Allende. Este santuario ofrece terapias, tratamientos, masajes y faciales inspirados en elementos naturales de la región. Sus instalaciones cuentan con ocho lujosas cabinas, saunas, áreas de vapor, áreas de relajación y gimnasio completamente equipado para que el huésped viva una experiencia integral de bienestar. Lo hemos probado, palabra de prescriptor.

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