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Más respeto que soy tu madre

Madre, tu hijo no ha desaparecido. Madre, que yo lo encontré andando
contigo. Lo veo en tus ojos, lo oigo en tu boca, y en cada gesto tuyo me nombra. Lo veo en mis luchas y me acompaña entre las llamas de cada nueva batalla.

«A Las Madres de Mayo», Ismael Serrano.

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de un golpe de estado. El régimen militar, que se autodenominó «Proceso de Reorganización Nacional», desapareció a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales. Centenares de bebés fueron secuestrados con sus padres o nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.

Desde setiembre de 1977, 12 madres que asistían a Plaza de Mayo para reclamar por sus hijos se reunieron para buscar sus nietos. Se bautizaron como Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, más tarde Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Este movimiento de defensa de los Derechos Humanos, fue el primero que se atrevió a denunciar el terrorismo de Estado y por ello se convirtió en el principal símbolo de resistencia a la dictadura cívico-militar. Su lucha fue y es emblemática y la misma es conocida en el mundo entero.

El camino que recorrieron no fue fácil. Quien es madre/padre o abuela/abuela lo invito a cerrar por un momento los ojos e imaginar que de repente su hijo que lucha por una sociedad más justa o su nieta que cree que puede cambiar el mundo o su hija que tiene una amiga idealista de golpe desaparece. No sabe que le sucedió. Y empieza a recorrer hospitales, comisarías y nadie le da información. Y la sociedad la/o empieza a mirar mal y piensa que «algo habrá hecho» por eso se lo llevaron. Y usted está desgarrada/o porque no puede abrazar a su hijo. Porque no sabe dónde está su pequeño nieto. Y los medios hablan de «normalizar el país. Y el diario Clarín (que se jacta que vos hacés lo que querés con el diario, no el con vos) titula el 25 de Marzo que hay «Total Normalidad. Las Fuerzas Armadas ejercen el gobierno». Y su desesperación lo lleva a luchar, a buscar, a concientizar. Porque quiere ver y abrazar a su hijo de nuevo o al menos saber dónde está y poder llevarle una flor a su tumba. Porque una madre o abuela que pierde a su hijo/a, nieto/a sabe que es capaz de entregar hasta su propia vida de ser necesario. Porque si te pasa eso en la vida no tenes más miedo, porque lo peor que pudo pasarte en la vida ya te pasó.

Por eso cada jueves un grupo de mujeres luchadoras que buscaban localizar a sus hijos e hijas y restituir a sus legítimas familias todos los niños desaparecidos, que fueron impulsoras del cambio social, cultural y político de la sociedad argentina, resistían esa nueva forma de construir poder, alejado de la cosa pública y mucho más cerca de los intereses privados. (cualquier parecido con la realidad actual socio-económica es mera coincidencia).

Las Abuelas trascendieron su rol de víctimas y se transformaron en el icono de una lucha que no claudicó nunca.

Ayer como todos los jueves iban a dar su ronda alrededor de la histórica Plaza de Mayo, la número 1999. Nunca faltaron a esa cita. Ni con lluvia, ni con frío, ni con represión. ¿Te parece casual que ayer haya sido el día elegido? Nada para un gobierno neoliberal es «al azar». Todo está planificado.

Y ayer traspasaron un límite. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi libró una orden contra Hebe de Bonafini después de que la titular de la organización se negara a declarar en la causa por presunto desvío de fondos en Sueños Compartidos. El magistrado la declaró «en rebeldía» a esta mujer de 87 años.

Fiel a su estilo de lucha Bonafini no dejó de asistir a la plaza y remarcó que desde la organización «no tenemos nada que ocultar» y sostuvo que la orden de detención tiene como objetivo «asustarnos». Pero eso no la hizo retroceder: «Nos podrán meter presas pero no podrán poner presos al pensamiento, las ideas, la voluntad y las ganas de pelear. Si nos quieren llevar presas, que nos lleven; no les tememos a estos hijos de mil putas», sentenció y advirtió «No sé qué va a pasar, no sé hasta dónde son capaces de llegar, pero con el mismo valor de nuestros hijos, con la misma bronca y con la misma seguridad vamos a enfrentar a esta Justicia corrupta».

En menos de dos horas miles de personas se congregaron en la Plaza de Mayo. Se había cruzado un límite. Pero el pueblo maduró y salió a defender a las Madres. Ante la masiva convocatoria el juez Martínez de Giorgi postergó la indagatoria y derivó su eventual detención al ministerio de Seguridad.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña se refirió a este hecho: «Tarde o temprano tendrá que responder», como si fuera un paladín de la justicia (o quizás un vocero de cierto partido judicial que es funcional al poder económico) Esto no es algo nuevo en la historia: sucedió en el golpe de 1955, lo fue en la dictadura de 1976, y en los 90. Y agregó provocantes «situaciones que se viven con el correr de los días después se pierde dramatismo» ¿Se puede perder el dramatismo cuando el Estado te robó un nieto o asesinó a tu hijo?

Y remarcamos, aunque a este gobierno le moleste, que la dictadura fue cívico-militar. Y que en el último acto que Macri encabezó en la Sociedad Rural asistieron sentadas en un palco de honor las esposas de represores presentes, quienes reclaman que sus maridos, condenados por delitos de lesa humanidad, recuperen la libertad y los llaman «presos políticos».

Desde que asumió Macri, 50 militares de la dictadura cumplen condenas desde su casa. Se les otorgó prisión domiciliaria por tener más de 70 años. Fue uno de los pedidos desde los editoriales del diario La Nación. El macrismo cumplió. Los medios hegemónicos otra vez escriben páginas oscuras en la historia argentina.

Pero Hebe resistió una vez más y permanecía hasta última hora de anoche en la sede de Madres de Plaza de Mayo. Antes su abogado presentó una carta ante el juez en la cual hace su descargo: Desde el año 1977, más precisamente el día 8 de Febrero de ese año, vengo padeciendo las agresiones de la mal llamada Justicia, implementada por jueces de la Nación. En ese momento empezó mi calvario: hice 168 presentaciones por mi hijo Jorge, luego en conjunto reclame por mi otro hijo Raúl, que fue desaparecido en diciembre del mismo año, en una constante peregrinación por los juzgados y siempre padecí las mismas injusticias, las mismas agresiones. Luego en mayo de 1978, desapareció también mi nuera María Elena, nada cambio.

Siempre la misma indiferencia, yo sentía como la denominada Justicia era cómplice de los asesinos militares y marinos. Una justicia sin solidaridad, sin sentir por los otros, sin sufrir por ellos. Después de un tiempo, en el año 2001, más precisamente un 25 de mayo, a mi hija María Alejandra que se encontraba sola en mi casa, mientras yo estaba de viaje, la torturaron casi hasta matarla. Y allí otra vez mi peregrinación para ver si encontraba algún juez que nos muestre el valor de la Justicia, y que esta existía, pero otra vez la burla y la sin razón.
Cabe aclarar que las Madres presentaron en la causa más de 60 cajas con pruebas y 40 back ups de filmaciones. Pero el objetivo es castigar y disciplinar a quien se atreva a liderar un movimiento social que defienda el bien común y los derechos adquiridos. Por eso Hebe, rodeada de gente en la Sede de Plaza de Mayo, brindó unas breves palabras a los medios (la noticia recorrió el mundo) que cierran esta editorial y que invitan a la reflexión: «No les tenemos miedo, les agradezco a todos los que se acercaron. Hoy somos un pueblo movilizado, las madres aún le decimos NO a lo que es no, no tenemos miedo. No estemos afligidos, no estemos callados, no estemos quietos, la movilización de los pueblos es lo que libera. Ya demasiado hicieron en 7 meses, así que… Macri pará la mano!

*Licenciada en Comunicación Social

FUENTE: http://www.colonbuenosaires.com.ar/semanariocolondoce/cgi-bin/hoy/archivo/2016/00000789.html

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