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Los riesgos de jugar con nuestra huella genética

Reino Unido aprueba la modificación genética de embriones humanos

La Autoridad de Embriología y Fertilización Humana (HFEA) de Reino Unido dio permiso al Instituto Francis Crick de Londres para desactivar determinados genes en embriones “sobrantes” de clínicas de fecundación in vitro, para comprobar si su desarrollo queda impedido.

El instituto podría empezar con los experimentos a primeros del próximo marzo, según informa The Telegraph: “Actualmente, cerca del 50% de los óvulos fertilizados no se desarrollan de forma apropiada y los expertos creen que podría ser a causa de un código genético defectuoso. En caso de que los científicos averiguaran qué genes tienen un papel crucial en una división celular sana, entonces podrían descartar aquellos embriones cuyo ADN no esté funcionando correctamente, lo que podría prevenir potenciales abortos espontáneos y favorecer la fertilidad. (…) Esta nueva técnica de edición de genes, llamada CRISPR, actúa como una tijera molecular que recorta una parte del código genético para que los científicos puedan ver si era necesaria.

Los embriones que serán editados tendrán sólo unos pocos días de vida.”

 

El hablar de “descartar embriones” implica eugenesia.

Algunos eticistas ya han reprobado este programa. El mes pasado, mientras la HFEA escuchaba la propuesta de la Doctora Kathy Niakan, formada en EE.UU., el director del Centro de Bioética Anscombe en Oxford, David Albert Jones, manifestó que “está claro que estas propuestas para modificar genéticamente a embriones humanos representan un paso más hacia la creación de bebés genéticamente modificados.”

Las nuevas técnicas de “edición de genes” ofrecen la esperanza de poder tratar con terapias éticas y efectivas a niños o adultos que nacieron con unas condiciones que al día de hoy no tienen cura.

La investigación debería centrarse en una terapia genética somática efectiva y segura, y no en más experimentación con embriones humanos que únicamente tendrán el efecto de allanar el camino para los bebés modificados genéticamente.”

Benjamin Harnwell, presidente del Consejo de Administración y fundador del Instituto Dignitatis Humanae, con sede en Roma, apuntó a una extraña ironía en el momento del anuncio de la HFEA: “Esta arrogante camarilla de científicos locos y burócratas insensatos ha dado su consentimiento a la ‘edición’ genética de seres humanos mientras que, con pocas horas de diferencia, científicos de otro lugar sugerían la existencia de un vínculo entre el virus zika y el programa de Oxitec en Brazil sobre un mosquito modificado genéticamente.”

“[La organización benéfica de investigación biomédica] Wellcome Trust está diciendo que el zika podría ser fácilmente más peligroso que el ébola. No contentos con juguetear con el ADN de los insectos, ahora queremos apoyarnos en este exitazo y toquetear nuestra propia huella genética”, continúa Harnwell, que también es secretario honorario del grupo de trabajo del Parlamento Europeo sobre la dignidad humana.

Los científicos británicos se encontraban entre los 150 expertos que, en noviembre, hicieron un llamamiento por una prohibición mundial de la edición genética de embriones, arguyendo que la práctica podría abrir la puerta hacia “una alteración irrevocable de la especie humana”, constata The Telegraph.

Nola Lean, de la organización benéfica cristiana CARE, afirmó: “Esta decisión abre las puertas directamente hacia la eugenesia y aún cabría preguntarse hasta dónde podría llegar. La santidad e igualdad de la vida humana está siendo amenazada como nunca antes y parece como si continuáramos cruzando una barrera ética tras otra.”

El Dr. Calum MacKellar, director de investigación del Consejo Escocés de Bioética Humana, manifestó que “permitir la edición de genes en embriones abre el camino hacia la modificación genética de todos los descendientes de una persona, además de a una [práctica] plena de la eugenesia, que fue condenada por todas las sociedades civilizadas tras la Segunda Guerra Mundial. Está en juego el mismísimo futuro de la forma en que las sociedades aceptan a las personas con discapacidades, puesto que de este tipo de procedimientos de edición genética se infiere que nunca deberían haber llegado a existir.”

Los investigadores no tendrán permitido implantar los embriones genéticamente modificados en un útero, así que, básicamente, los embriones están condenados a una vida extremadamente corta como “cobayas” humanas.

 

Fuente: aleteia

 

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