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El hogar de Dios

Casi sin darnos cuenta y con una gran rapidez, llegamos a la Semana Santa del 2016, y los miembros de la Familia Miraflores podríamos ponernos como intención aprovecharla para reflexionar, orar, reponer fuerzas, descansar y divertirnos, pero siempre en familia.

Es una de las pocas ocasiones que nos presenta el año para disfrutar y convivir plenamente con nuestras familias.

Durante la visita del Papa Francisco a México, una palabra se repitió continuamente, más allá de la ceremonia o el foro del que se tratase: la familia. “La familia es la fuente de toda fraternidad y, por eso, también el fundamento y el camino primordial para la paz pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor”, dice Su Santidad. Y, las vacaciones son tiempo familiar.

A veces, con la convivencia intensa, entre los miembros de la familia surgen algunas fricciones o discusiones que empañan la alegría de estar juntos. Hay que estar atentos a ellos, sobre todo los padres, para evitarlos, o bien, resolverlos, y cuidar en todo momento de mantener la armonía. El Papa pide que “ caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño, cuídense la vida, cuiden a la familia. Cuiden a los niños, cuiden a los viejos, que no haya odio, que no haya pelea, dejen de todo la envidia, dialoguen entre ustedes, que este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón y acérquense a Dios”.

La familia, lo sabemos todos y lo inculcamos cada día a hijos y alumnos, es la iglesia más pequeña, en donde aprendemos a vivir, convivir, sobrevivir y gozar de la vida. “En la familia se aprende a amar y a reconocer la dignidad de todas las personas, especialmente de las más débiles”, según Su Santidad. Es el núcleo básico de la sociedad y, por lo tanto, la sociedad en su conjunto reflejará lo que son cada una de sus familias. Si no estamos conformes con la situación en la que se encuentra nuestro país, quizá sea conveniente que cada uno de nosotros revisemos cómo están nuestras familias.

En el colegio nos esforzamos diariamente por transmitir los valores universales, los principios éticos, las normas de conducta, las mejores herramientas de conocimiento y comportamiento, pero de poco valdrán si, en cada uno de los hogares de nuestros alumnos, eso no se transforma en vida cotidiana. El binomio hogar-escuela es la clave de una buena educación y formación de excelencia. Es una tarea que no cesa y, paradójicamente, puede ser feliz vivencia en los tiempos de vacaciones.

El Papa Francisco recuerda que “lo más lindo que hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia: creó al hombre y la mujer, y les entregó todo, les entrego el mundo. Todo el amor que hizo en la creación maravillosa se lo entregó a una familia”. No estaría mal que nosotros comenzáramos por entregar este tiempo de descanso, plenamente, a nuestra familia, lo que es decir, entregárselo a Dios.

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