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Ante la presión de los compañeros

«Hace falta mucho valor para enfrentar a tus enemigos, pero se necesita mucho más para enfrentar a tus amigos.»

 

Recuerdo haber leído sobre un joven neoyorquino de catorce años a quien sus amigos incitaron a encaramarse en un vagón del metro. Como no quería decepcionarlos, lo hizo, y una viga lo derribó hacia el otro lado donde murió atropellado por otro tren.

 

Todos sabemos que la presión de los compañeros nos lleva a hacer cosas que no haríamos cuando estamos solos y pensamos con más lucidez; y es que en grupo actuamos a veces como si hubiéramos olvidado el cerebro en casa.

 

La presión de los compañeros es positiva cuando esperan cosas buenas de ti, pero es muy negativa cuando te convencen de ser conformista y hacer cosas que no traen nada bueno. Cedes y los complaces porque quieres ser aceptado, pertenecer, parecer o ser como todos los demás.

 

Ante la presión de los compañeros necesitas un mecanismo de defensa constituido por tres factores vitales: preparación, un sólido sistema de apoyo y valor en el momento.

 

1. PREPARACIÓN.

 

¿Conoces la sensación de resolver un examen sin estar preparado y lo diferente que se siente cuando sí estudiaste?

 

Estoy convencido de que cedemos ante la presión de los compañeros porque no estamos preparados ni hemos previsto qué hacer en situaciones difíciles; como cuando quieren persuadirnos de faltar a clases, mentir, cometer actos de vandalismo, esparcir rumores, vestir de cierta manera, tener relaciones sexuales, alcoholizarse, drogarse, abusar, burlarse y agredir a otros…

 

Ten claras tus metas y gana la victoria privada cotidiana: decide de antemano, antes de que estés en esas situaciones, qué cosas estás dispuesto a hacer y cuáles no, es una forma de prepararte.

 

Aclara tus metas.

 

Es mucho más fácil rechazar la presión de los compañeros si tienes metas claras y realistas.

En una ocasión pregunté a unos estudiantes sobre sus metas. Uno de ellos pasó al frente y nos sorprendió a todos al sacar una tarjeta enmicada y leer:

* Sacar y mantener un buen promedio.

* Ser más musculoso, rápido y fuerte. Pesar 90 kilos, correr 40 yardas en 4.6 segundos y levantar 90 kilos ocho veces.

* Ser un buen hermano y ejemplo para mis hermanos menores.

 

Con metas específicas es más fácil resistir la presión negativa de los compañeros.

Ten siempre tus objetivos en la mente, objetivos que estés de acuerdo con lo que tú quieres ser en la vida y cómo quieres ser para los demás, y escribe metas claras que te lleven a ellos.

 

Gana la victoria privada cotidiana.

Antes de enfrentar los desafíos diarios repasa tus metas, visualiza los desafíos que se pueden presentar y decide anticipadamente cómo los vas a enfrentar. Lee libros de superación personal, medita y haz cualquier cosa que te inspire y aumente tu autoconciencia.

 

2. UN SÓLIDO SISTEMA DE APOYO.

Rodéate de amigos, familiares y adultos de confianza que te motiven a ser la mejor versión posible de ti mismo. Elige amigos que te ayuden a ser mejor persona, con metas similares a las tuyas, y sé un verdadero amigo tú mismo; pacten sobre el apoyo que se darán siempre para resistir las presiones negativas y alcanzar sus metas. Los amigos son importantísimos, sobre todo si coinciden en ciertos valores y se responsabilizan unos de otros, aunque no piensen exactamente igual sobre todos los temas, pero ten cuidado de no centrar tu vida en los amigos.

Participa en actividades extracurriculares, pues son excelentes estructuras de apoyo. Practica algún deporte y sé parte de un equipo, de la orquesta del colegio y de algún tipo de labor social. Los problemas suelen presentarse cuando estás desocupado.

 

«Hay un destino que nos vuelve hermanos, ninguno sigue su camino solo. Todo lo que damos a la vida de los demás regresa a nuestra propia vida.»

 

3. VALOR EN EL MOMENTO.

Por bien que te prepares y por sólido que sea tu sistema de apoyo, enfrentarás momentos difíciles de presión por parte de tus compañeros que son imprevisibles. Ni siquiera tendrás tiempo para pensar, pero debes ser valiente.

 

Si has tomado decisiones equivocadas, no te tortures y aprende de ellas. Podrás tomar mejores decisiones a partir de ahora.

 

Fuente: «Las 6 decisiones más importantes de tu vida», de Sean Covey.

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