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Economías emergentes y pobreza

Hace casi doce años el Banco de Inversiones Goldman Sachs publicó el ensayo “DreamingwithBRICs, thepathto 2050”, dicho trabajo fue encabezado por el economista Jim O´Neill, concluyendo que hacia el año 2050 Brasil, China, India y Rusia estarían en la codiciada categoría de economías dominantes a nivel mundial. Según el estudio de Goldman Sachs: China e India, serán los proveedores globales dominantes de tecnología y de servicios. Por su parte Brasil y Rusia llegarán a ser análogamente dominantes como proveedores de materias primas. Posteriormente se fueron incluyendo a Sudáfrica, México, Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Europa del este, Turquía, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur y Vietnam como países emergentes en potencia.

En junio de este año el Banco Mundial (BM) publicó un informe sobre la economía global en transición, enfocadas a las economías emergentes, las cuales en conjunto cuentan con más del 80% de la población mundial. Por otra parte, debido a la profunda transformación económica que están experimentando, en muchas de estas economías se están produciendo una rápida urbanización y migraciones masivas desde las zonas rurales a las ciudades.

Quizá porque los funcionarios del BM no viven y sufren en países de los denominados emergentes, son por demás optimistas en cuanto a su futuro económico. Las previsiones referidas al crecimiento a largo plazo, basadas en las tendencias demográficas y en los modelos de acumulación de capital y producción, indican que es probable que las economías emergentes desempeñen un papel más importante en la economía mundial. De acuerdo con algunos de estos estudios, Brasil, Rusia, India y China, en conjunto, podrían representar en 2025 más de la mitad del tamaño de las seis mayores economías industrializadas de la actualidad, y podrían superarlas en menos de cuarenta años.

El informe argumenta que las economías emergentes destacaron como generadoras de crecimiento económico a escala global, pero que ahora las perspectivas de expansión vuelven a reducirse debido a un nuevo ciclo en el que caen los precios de los productos primarios, se restringe la demanda de las exportaciones y se tiene en la mira un cambio en las condiciones monetarias y su impacto adverso en las corrientes de los capitales.

La descripción del informe del BM es exhaustiva. Lo que destaca, sin embargo, es el permanente flujo monetario internacional, el cual hace que en ocasiones las estimaciones sobre la generación de riqueza, el éxito al combate a la pobreza y la disminución en la brecha socialesté a la vuelta de la esquina. Una predicción que no se concreta y que mantiene a la teoría del crecimiento económico en un estado de indefinición.

Apenas hace unos años se preveía que Brasil se convertiría en una potencia global, que la clase media se fortalecía y que el país iba firmemente en la vía del desarrollo. Hoy, Brasil exhibe los mismos procesos que ocurren de manera cíclica en toda la región: corrupción gubernamental, el producto cae de modo significativo, la moneda se deprecia, el crédito se encarece y la población se empobrece en un escenario de mayor desigualdad. En cuanto a China, el desplome de su mercado bursátil refleja que su economía no puede sostener su nivel de crecimiento. Se debate su origen entre el agotamiento del modelo o a un sobrecalentamiento de su economía. Ninguna de las dos causas resulta esperanzadora y menos aún de como se teme, exista una burbuja de activos descomunal: la sobrevaloración de los activos mobiliarios e inmobiliarios, donde el 20% del crecimiento del PIB lo representa el sector financiero. Se lleva años temiendo que la que se genera en China sea una híper burbuja y este a punto de explotar. A casi ocho años después del desastre financiero de 2007-2008 a ambos lados del Atlántico se repite la fórmula: activos sobrevalorados en un contexto de posible subida de tipos de interés.

Por otro lado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), causando el encono de nuestras autoridades financieras,señaló que en la otra promesa, México, hay dos millones más de pobres que hace un par de años. El crecimiento de la población en estas condiciones pasó de 53.3 millones de mexicanos en 2012 a 55.3 millones en 2014, lo que representa 46.2% del total nacional, considera que el combate a la pobreza tiene que ver con dos aspectos: la política social y la económica, por lo que están implicadas muchas dependencias, no sólo la Secretaría de Desarrollo Social y los estados, sino también los municipios deben de participar en esta tarea.

Entre tanto análisis macroeconómico los mexicanos tenemos que ver cómo se deprecia nuestro peso que araña la barrera impensable del tipo de cambio de 17 pesos por dólar, pidiendo a nuestra Virgencita de Guadalupe regrese a los anteriormente inauditos 15. Los optimistas podrán argumentar que irónicamente recibimos más pesos por nuestros baratos barriles de petróleo y que se fomentará por lo poco costoso de nuestros productos las exportaciones. Lo más frustrante es que con devaluación o sin ella los pronósticos de crecimiento para este 2015 si bien nos va será de un 2.5%.Al final salarios pobres, país pobre, los únicos que han tenido un aumento salarial significativo son los Senadores de la República quienes de enero de 2013 a la fecha se lo han incrementado en un 50%, así de sensibles, solidarios y patriotas.

Mientras tengamos funcionarios públicos que a su vez son empresarios la situación difícilmente mejorara, se requieren hombres de estado y en este país faltan. Es momento que en lugar de privilegiar las inversiones extranjeras, que de cualquier manera siempre tienen una excusa para no llegar, la política económica nacional se enfoque en fortalecer el consumo interno; incentivando la creación de empleos, fomentando el crédito a bajo costo, desarrollando programas regionales productivos, protegiendo nuestra industria estratégica, privilegiando la competencia sobre el compadrazgo, limitando el poder de los monopolios, proporcionando educación de calidad y competitiva, estableciendo mecanismos fiscales para abatir la lacerante brecha social, entablando un combate decidido a la corrupción y trafico de influencias así como erogar el presupuesto público en tiempo y forma. De no hacer lo anterior seguiremos siendo un país de pobres.

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