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La estrella de oriente

“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.” (Mt 2,2)

 

“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.” (Mt 2,2)

Los capítulos que hablan de la infancia de Jesús están llenos de evocaciones a textos del Antiguo Testamento que hacen los gestos enormemente significativos. En este sentido, su historicidad no se puede examinar de la misma manera que la del resto de los episodios evangélicos.

El pasaje del evangelio de San Mateo en el que unos magos preguntan en Jerusalén por la estrella de Oriente (Mt 2,1-12), narra que unos gentiles (los que no pertenecen al pueblo judío) descubren la revelación de Dios a través del estudio de los astros, pero no llegan a la plenitud de la verdad más que a través de las Escrituras de Israel.

El libro de los Números (Caps. 22-24) dice: “De Jacob viene una estrella, en Israel se ha levantado un cetro.” (Nm 24,17). Este pasaje se interpretaba como un oráculo de salvación sobre el Mesías.

En aquellos tiempos era relativamente común la creencia de que el nacimiento de alguien importante o un acontecimiento relevante se anunciaba con un prodigio visible en el firmamento. De esa creencia participaban el mundo pagano (cfr Suetonio, Vida de los Césares, Augusto, 94; Cicerón, De Divinatione 1,23,47; etc.) y el judío (Flavio Josefo, La Guerra de los Judíos, 5,3,310-312; 6,3,289) lo que ofrece el contexto adecuado para entender el signo de la estrella.

De acuerdo con la tradición, estos magos fueron probablemente hombres poderosos y sabios de naciones al este del Mediterráneo, que por su cultura y espiritualidad cultivaban el conocimiento del hombre y de la naturaleza, esforzándose especialmente por mantener un contacto con lo divino. Guiándose por una estrella que apareció de pronto en el firmamento, los magos encuentran al hijo de Dios hecho hombre.

La exégesis (rama de la teología que investiga el verdadero sentido de las Sagradas Escrituras) se ha preguntado qué fenómeno natural pudo ocurrir en el firmamento que fuera interpretado por los hombres de aquel tiempo como extraordinario. Las hipótesis son tres:

 

1) Una estrella

Ya Kepler (siglo XVII) habló de una estrella nueva, una supernova muy distante en la que una explosión ocasionó que durante algunas semanas tuviera más luz y fuera perceptible desde la Tierra.

2) Un cometa

Los cometas siguen un recorrido regular pero elíptico alrededor del sol. En la parte más distante de su órbita no son perceptibles desde la Tierra, pero en la más cercana pueden verse durante un tiempo. Esta descripción coincide con lo que se señala en el relato de Mateo, pero la trayectoria de los cometas conocidos que se ven desde la Tierra no encaja en las fechas con la aparición de la estrella de Oriente.

3) Una conjunción planetaria de Júpiter y Saturno

También Kepler llamó la atención sobre este fenómeno periódico, que, si los cálculos no se equivocan, pudo darse entre los años 6 y 7 antes de nuestra era, es decir, cuando la investigación muestra que nació Jesús.

 

 

La Epifanía

 

El 6 de enero se celebra la revelación del Mesías al mundo pagano. La adoración del niño Jesús por parte de los magos es un símbolo del reconocimiento de que Cristo es el salvador de toda la humanidad y no solo del pueblo judío.

Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; la tradición de los primeros siglos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltasar. Hasta el año de 474, sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante de Oriente, luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia), y en 1164, a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

El hacer regalos a los niños el 6 de enero, haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento, conmemora la generosidad que estos personajes mostraron al cruzar cientos de kilómetros para encontrar y adorar al niño Jesús, obsequiándole valiosos presentes.

En algunos países como México, en la fiesta de la Epifanía se reúne la familia para partir la Rosca de Reyes, que esconde un pequeño niño Jesús en su interior.

 

 

 

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